-¿Quién no tiene lo que se merece? -¡Yo!. Perdón, sí, la vida nos pone a prueba. -¿Podemos fingir que esto no ha pasado? -Si esto no ha pasado, es cuestión de querer y tú no quieres. Finge lo que quieras. -¿Entonces si quisiera podíamos empezar de nuevo? -Claro, sabes dónde encontrarme. Libre, decidiste irte, vuelve cuando quieras, si encuentras el camino de vuelta.
Si necesitas matar a un matón de barrio para justificar horrores pasados, no te molestes, no vuelvas a contratar a otro, no te eches a perder, aunque creo que no serás capaz de empezar de nuevo mientras buscas justificar comportamientos que no se sostienen, a la vez que sigues dándole a la rueda que rueda... Hablo del nuevo. ¿Dónde fuiste por él? Bah, no me hagas caso, tal vez sea un temor mío. Vuelve cuando quieres, pero no me fio, presiento la crueldad del peor augurio... Tú eres así.
-No soy así. -Sí, eres de las que a todos cae bien (y tiene truco). Te acoplas al corazón de la gente y acabas manipulándola. Tú eres así. (Del refranero popular traigo la advertencia: "Cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía"). Gracias.
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