De cuando en vez insisto porque la gota de agua que golpea la roca machaconamente (la gota de agua perfora la roca más dura: plinc), excede con mucho al silencio, al no injustificado y a las pocas ganas. La irrealidad de una mente conquistadora acostumbrada a ganar... Solo los árboles mueren de pie. El asunto prometía, pero ''el diablo estaba en los detalles''. Cuando me voy sin haberme ido las cosas no cambiaron y el amor desvaneció la duda. Una divinidad le echó un pulso al tiempo y el tiempo no se detuvo, tic, tac. El orgullo, el rencor y la gota de agua: plinc (la casa que fue cultura del pueblo exhala moho y los libros se inquietan) plinc, plinc. Algunos guardan los sentimientos del alma en un relicario de amor y otros los arrojan a la basura. Así la vejación y la ofensa. Así los días crueles y violentos. Así brota un manantial de culpa y de fracaso. Cuando el amor penetra el corazón, cauteriza las heridas y sosiega las alucinaciones antes de que somaticen. (Quizá son cosas mías, pero creo que ha llegado el día que humildemente aceptes tu destino para que un poeta tenaz mire y se asombre). Gracias.
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