Confieso que amo a este país con todos sus defectos. No, no puedo confesar lo que no siento. Vuelvo a empezar. Confieso que amo a este país a pesar de sus fronteras. Amo a un país que no es de nadie y es de todos. Acepto sus circunstancias y sus riesgos. Amo donde nací, donde vivo; amo a mi país situado en el cenit del mundo. Y amaría por igual a las personas si les diera por apostar por sus mares y sus playas desvalidas, sus bosques, sus tierras cultivadas vendidas a subasteros para construir campos de golf y casas sin orden ni concierto, con la inestimable ayuda de los que pueden recalificar terrenos que eran rurales, no estaban construidos o ni siquiera planeado. El crecimiento no es sostenido, y si lo es, lo sostienen los tantos por cientos. Trasparencia y buen gobierno. Estos políticos corruptos que no deben pero pueden y lo hacen porque nadie los vigila o los porcientos llegan a todo quisqui, siguen convirtiendo este país en un negocio para "amiguitos del alma"). Gracias.
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ResponderEliminarBonita entrada
Eres muy amable. Gracias.
EliminarSalud.
A mi me falta ese cocepto de país/patria, no sé lo que significa en realidad. Yo amo el Bierzo, pero como espacio vital, porque nací y me crié allí, porque mis recuerdos de infancia están allí, pero me daría lo mismo si estuviera en la Conchincina ; ) Por eso me cuesta tanto comprender toda esta constante guerra de baderas/fronteras más allá de intereses económicos y pasiones/envenenamientos desenfrenados, aquí y geopolíticos lejos de aquí. La recalificación de espacios naturales para convertirlos en campos de golf debería ser igual de delictivo y condenable que incediar bosques...
ResponderEliminarUn beso y feliz finde!
María, y yo amo los pimientos asados de La Moncloa en Cacabelos. Lo de Valencia es un escándalo. Beso grande.
EliminarSalud.