El asunto que hoy me obliga a escribir es un movimiento calmoso, arduo de esperar, que va para eternizarse. Una dama con poesía propia no se explica ni se da a entender y pone freo a la cultura. Ama la poesía como acción liberadora y voluntad de querer, dice. Quien dice amar la poesía y frena la cultura no perdurará en el tiempo su recuerdo: no trascenderá. Qué ganas de hacerse notar, de mirar hacia atrás con amargura y con rencor, de leer un pasado que no se puede enmendar. La poesía reside en nuestro interior y ayuda a hacer frente a las adversidades de la vida. No enmiendo la plana a nadie, aunque nadie sea alguien, porque cuando algo muere necesariamente algo nace. (De cuando en vez busco refugio en mil noches sin fin, y pienso en ti). A veces la poesía mezcla cosas por dentro y por fuera y tergiversa los sentimientos que portean la palabra. Por el afán de comprender la vida, la poesía enseña que la realidad más complicada se despeja con una simple mirada. (Yo, soy yo. ¿Quién eres tú... O en quién te has convertido? Resultará difícil cambiar la historia si le pones freo a la cultura). Gracias.
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