"O... Y en fin, que se hagan realidad los sueños de la gente que me quiere. Incluyo los que me odian". Ayer escribí el día y me apeé con esa frase. ¿Invigilar? ¿Mala praxis? Mea culpa. Se acerca el día de cambiar mi ordenador que me ordena (si me pagan "la extra") y escribe lo que le sale por los circuitos. No sabe qué es amor y qué odio; y que no se deben ubicar en la misma tesis. No es cierto que "del amor al odio hay solo un paso". (Ni que los mejores tratos me pasen de soslayo). Del amor al odio, si no hay un vacío enfermizo, hay amor. Más amor. ¿De qué sirve llevar luto por la vida? "Es la horrible fuerza del presente que aplasta más el pasado cuanto más lo distancia, y además, lo falsea sin que el pasado pueda abrir la boca, protestar ni contradecirlo ni refutarle nada". (Javier Marías). La dama que no me deja ir se jubiló y sigo a la espera de que el gobierno cubra la plaza (disculpen el disparate). La dama del síndrome de la interacción nula me dio el alta y también sigo a la espera del sepelio. Y la dama que vela mis sueños... Los neurólogos, como el gobierno, no curan ni alivian nada. Gracias.
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