martes, 12 de julio de 2022

La cita médica de ayer.

El pasado mes les hablé de una cita médica para el once de julio y ayer fue once. La vecindad del pueblo de Patricia vive de milagro con la médica de la bata blanca y los zapatos de tacón. Ni la poesía lo explica. Mi queja... Bah, no le echen cuentas. Gracias. La señora estupendísima no estaba y me recibió un enfermero con una sonrisa, y lo que importa, educado, y sabía de mi queja su santo remedio. No digo que vamos a mejor porque en casi en todo vamos a peor, pero ese casi, se lo lleva el enfermero que sustituye a la médica de la bata blanca y los zapatos de tacón. Ojalá la sustitución no sea por vacaciones y lo despidan sin honra, ni el aplauso de las ocho... No me negarán que, como país, ni defendiendo nuestros derechos llegamos a fin de mes. Y, sin embargo, me cuentan que un activista social aunó firmas para devolver por defectuosa a la médica de la bata blanca y los zapatos de tacón, y alguien del que su nombre no trascendió, le rompió las firmas y la cara. Y ahí sigue la señora del disfraz, despreciando a la vecindad y tratándola como animales apestados... Lo digo yo, pero antes lo dijo Woody Allen: "Es mejor hacer que decir porque cuando hacemos las cosas se dicen solas". ("Sí, somos lo que hacemos"). Gracias.

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