En la noche desvelada me adentré en Les Seniaes (gentileza de mi mente absurda) y tropecé con un ser inmortal y me dijo que estaba perdido en su propia luz y si le permitía habitar en Les Seniaes mientras le alumbrara la luna llena. Entonces me vino a la cabeza cuando dona y yo jugábamos a la pelota que no dejaba de intentar levantarle la falda a la luna. Ay, también dona y yo fuimos inmortales. Con un ser inmortal mantuve la distancia aconsejada y enseguida me di cuenta que estaba ido además de perdido en su propia luz. Me habló como si me conociera de siempre y me contó lo que sabía y lo que no sabía. Me habló hasta el dolor y me convenció. ¡Calle por Dios!. Hasta que amaneció y el ser inmortal no era él sino ella: La vecina chismosa. Fue a tirar la basura y se perdió y se encontró en Les Seniaes. Me lo contó barriendo la acera. No estaba perdida en su propia luz, lo estaba en la penumbra. Y la farola sigue ahí sin bombilla mirándome con las peores intenciones. Los que mandan dormitan y ponen en riesgo la vida de los viejos por una peseta. ("A peseta anda la vaca y la peseta falta"). Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario