El miedo y la incertidumbre confinado se expande por mi mente absurda más rápido que el coronavirus. Y yo no estoy para tanta tortura. La información en los medios de comunicación se explica como la poesía cuando no se explica y eso es peor que el miedo y la incertidumbre. (Luego está la estupidez de los que imprudente salen a la calle. Desde la ventana veo niños jugando y gente paseando. ¿Acaso esta guerra no saben quién la ganará a poco que nos descuidemos? Hay que joderse). Más que el miedo y la incertidumbre me está matando no saber por qué me estoy muriendo. La ansiedad me roe por dentro: la depresión acecha. El miedo y la incertidumbre me arrastran a la autodestrucción; hoy pagaría lo que no tengo por ser una amiga ida para no pensar ni dar a entender lo que en realidad siento. No recuerdo una semana comparable con tanto dolor y tanto meter la pata además de la ignorancia que alimenta el odio. De seguir en este plan de dejadez y negligencia imagino que llegará un día que... (Mejor no imagino lo que ocurrirá un día de seguir en este plan de dejadez y negligencia). Gracias.
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