domingo, 26 de abril de 2020

No hay consuelo para tanto dolor.

No hay consuelo para tanto dolor. Ya las cifras empiezan a ser dramáticas con personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Con la nevera vacía, los comedores sociales no dan a basto. Corran la voz: Las familias en este país pasan hambre. Si Dios, desde que nacemos tiene concebido un plan para nosotros, no lo tiene un gobierno. Las ayudan, si llegan tarde, no son ayudas, serán otra cosa. No crean ustedes que se me prendió la luz de las prisas, es que no entiendo que en este momento en el que dinero ofrecido como rescate a las familias tiene que estar en la calle afrontando tanta emergencia social, no está. El drama va para tragedia porque las filas se hacen imposibles para comer en los comedores sociales, son filas de muerte y pasarán a la historia como tragedia nacional. Y como un dolor lleva a otro, sin que sirva de precedente... ¿?

Pero sí de desahogo: ¿Tú de qué vas? Estoy de ti que te vomito. Qué ganas con decirle: "Como cobras poco...". (¿Quién le paga? Y más: "Cuida los niños, porque el coronavirus...". (¿Estás segura? El coronavirus de malo algo bueno dejará. Y tú no sabrás porque no sabes ni aprendes. Ni te dejas enseñar. Si es amenaza, bravuconería o alguno de tantos sinsentidos... El asunto no es complicado: O cambias o desapareces. Cuídate tú de tanta celebrada soberbia. Cuídate tú. Porque tú te irás y ella no, si no quiere. Cuídate tú. Pero si lo tuyo es estrechez de miras, no dudes que un día vendrás a mí y será demasiado tarde para cantarnos las verdades. Y créeme, que sea tarde no siempre es lo peor. Lo peor es cantarnos con franqueza las mentiras. (Imagina que puedes aprender con tan solo reconocer que apenas sabes lo suficiente... Tú solo imagina). Gracias.

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