Hoy, Fin de Año, escaso de imaginación no me apetece escribir. Me rindo ante un estado de ánimo que la dama que no me deja ir considera... Ella no sabe y yo tampoco, pero nos une una historia de amor que guarda silencio sin gozar de su júbilo.
Escaso de imaginación pero agradecido no quiero cerrar 2019 sin nombrar a una amiga que cuando reza a Dios le recuerda mi nombre. Ella me enseñó a ver las cosas de otra manera. A veces en la vida aparecen personas que nos dejan un algo de sí y nos llegan al corazón. Nunca imaginé que en los años altos alguien, con nombre de mujer, me regalara flores de buenas madrugadas desde un acantilado. Una mujer, una amiga me enseñó que hay vida más allá del dolor de alma si no se pierde la esperanza. Hablo de una mujer que luego de ser musa fue dama de la poesía... Se llama Flor de María y es más para mí que lo que le confieso que es. Y quiero desearle esta noche de Fin de Año mis mejores deseos de paz y amor y prosperidad y la salud que no falte. A ella, a la Bella: a toda su familia. La salud es lo primero. Si quiere, y ojalá quiera, porque me tendrá pegado al este de su mirada cada madrugada hasta la eternidad, nos volveremos a leer en 2020. Será un placer. Gracias.
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