Lo que voy a escribir lo han de creer porque es verdad y para una vez que escribo la verdad atentaría contra el buen hacer y la credibilidad de mi mano derecha que es con la que escribo: Acaba de llamar al timbre una amiga y me preguntó si tenía fibra ótica. Ay, me enternece saber que al menos tres, son las amigas que me leen. Me arrancó una sonrisa, pero el día que escribo en de soslayo solo me incumbe a mí y le di un portazo sin contestar su pregunta. Más la cosa no acabó ahí, al oír el timbre mi esposa se dejó ver (tranquila, mi esposa ¿la recuerdas? no me lee y una amiga ya se ha ido a no ser que siga con su nariz pegada a la puerta): ¿Quién llamó? Preguntó como si no supiera que en primavera coincidiendo con las elecciones di de baja el timbre en la compañía eléctrica para ahorrar energía: nada tan estúpido que pagar por lo que no es de utilidad. Llamó una amiga, le contesté, quería saber si tenía fibra ótica en casa. Qué raro, ¿tenemos fibra óptica? Y dale. No, y si no hablo con fulano de tal no la tendremos. ¿Y qué le contestaste? Nada, pero en mis adentros una voz le dijo que preguntara a la vecina chismosa que todo lo sabe (como él) y está en todas partes (como ella) menos donde tiene que estar. Gracias.
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