De paseo por Les Seniaes en una acequia encontré un político honrado. Y respiraba. Lo dije ayer: los milagros existen. Los políticos llegan en paracaídas y caen en gracia hasta que un corrupto logra que caigan en desgracia. Entonces, los políticos corruptos se rodean de lo peor y forman gobiernos de corruptos. Para que otros no digan y tú más diré que la culpa no tiene dueño, aunque sé que ya no cuela. Los políticos, por acción u omisión, sin ideales, sin memoria y sin un plan de futuro que nos saque de la miseria, ante la que se nos avecina según los estudiosos con amplios conocimientos económicos, incluyo el meteorólogo de la tele. Ay, la cosa sana no parece y ya no sé qué escribir desde mi impagable soledad. Bueno sería que la ciudadanía no dejara de soñar ni perdiera la esperanza porque el poder no es un cúmulo de malogrados intentos; el poder son los ejemplos que optimizan los recursos dinerarios, también los laborales. Ténganse miedo, políticos paracaidistas, no se dejen vencer por el odio cuando las cosas van a peor ni culpen a la vecindad, y vayan olvidándose del buen provecho les haga y comiencen a valorar el daño infligido... Los votantes no piensan retornar al sueño de los vencidos. Si no es por amor será con pastillitas de colores pero será. Hay vacantes en el infierno y el maligno ha salido en busca de los malos. Gracias.
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