Más allá del olvido habita la muerte
que antepongo a la vida.
Sin responder a un presagio,
un destello frágil asoma
envuelto de ausencia
cuando el silencio insinúa tu nombre.
Rompo la distancia
y aparece tu semblante alicaído.
Respiro aletargado
en la incertidumbre
que me encontró en tu lecho
y murmuro extremos vedados a tu cuerpo.
Tu nombre es lo que me queda de ti,
y la mentira que ahora habitas.
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