En el primer domingo de María Auxiliadora dame un beso estoy hecho un destrozo. Pido perdón. Vale como ligera sospecha es la historia de una mujer que vive sin saber que está muerta. Si no estuviera muerta como muerto está Eugenio... Y dona.
Mujer, los otros no son tan odiosos como crees ni te detestan tanto como imaginas. Si yo fuera él te daría alas, volarías libre y tendrías poder de decisión. Y los otros serían otros, ¿sí? Lo sé, lo tuyo no es leer entrelíneas. Ni leer para aprender. Mujer, sus odios solo te hacen daño a ti: a nadie más. En el pueblo de Patricia algunas se preguntan si tanto tango tristón no serán disculpas de malos pagadores... Ojalá que eso y lo otro y las dudas que suscitan las sospechas... Ojalá que puedas aclarar los malos entendidos si lo son... Las culpas de otro son, pero es sabido desde que el mundo es mundo que pagan justos por pecadores... ¿comprendes? Más fuerte que el acero -como los árboles que siempre mueren de pie-, más tozuda que simple has entregado los sueños más hermosos a cambio de nada. Puño en alto, pero sin gestas que merezcan la pena recordar, a pesar de las denuncias y las posibles renuncias. Mujer, si das en loco, que no sea por no saber ni querer aprender. Gracias.
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