viernes, 20 de diciembre de 2019

Nada cambia si nada se cambia.

Si me preguntan qué recuerdo del pasado diré que muchas sombras y pocas luces (que nadie se le ocurra recordarme mis olvidos). Más no recuerdo, pero mi mente absurda sí, y es selectiva como el amor. Y me recuerda lo que dije a una amiga ida un día sin venir a cuento: "por aclamación la colindancia te ha elegido para silenciar los ruidosos ecos de la acusación".

A mí los ruidosos ecos vengan de donde vengan me atarantan. El bullicio de la mediocridad ni lo menciono. Con lo bien que se nos da a los pensionistas no hacer nada... A quien es incapaz de sospechar lo que se avecina y sigue a lo suyo como si fuera pensionista, no intuye lo perceptible que es a los ojos de cualquiera sus estropicios. Otras aprovechan sus arrebatos y sin perder la perspectiva de la realidad, llevan a su terreno la historia que más les convienen. A quien es incapaz... y vive de la farándula y el despiste... "No hay peor ciego que el que no quiere ver". Yo, sin ser la bruja de la bola lo venía advirtiendo hace tiempo: Nada cambia si nada se cambia. (Ni sabes más de lo que sabías ni tiempo para aprender te queda). Gracias.

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