Ha trascendido a los medios de comunicación que hay indicios de volver al punto de partida, a la crisis sin fin de hace diez años. ¿Cómo fue que vuelve a llover sobre mojado? ¿Cómo fue que volvemos a caer en la misma escabrosa redundancia?
Quien aspira a algo bueno en política debe tener paciencia y fijarse en el político sin tendencia corrupta que entró en política y ni acabó ocupando el escaño cuando vio el percal. Cuatro años de gobierno en tiempos de crisis es como una empresa en concurso de acreedores con beneficios de escándalo. Diez años hace que entramos en crisis y nos anuncian otra sin saber su potencial. Solo saben que habrá reducciones de personal en las empresas, o sea, más paro, pero no menos políticos. Es irrelevante que pierdan los que siempre pierden. Vivimos una realidad imperialista que exige eficiencia y se arrodilla ante el interés de los poderosos. La palabra dada se echa al olvido, el compromiso adquirido se incumple y la corrupción es norma. Las vacas sagradas sin llegar a profanas enflaquecieron. Si existe ley no hay justicia. Ahora dirán que no hemos aprendido porque seguimos viviendo por encima de nuestras posibilidades, ¿recuerdan? ¡Maldita sea!. (Y no es para menos). Gracias.
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