Escribo el día que vivo para conocerme mejor y nada recuerdo, ni sumido en mi depresión me viene a la cabeza cuando de niño fui feliz... En ése yo que algunos cuestionan por mi mala cabeza, encuentro en cada palabra escrita, en cada letra leída el niño que fui. Por suerte para mí, niño feliz y ahora viejo loco. A estas alturas de la vida, confieso que no es que no pueda salir de casa, es que quiero porque ahí fuera hace frío y llueve. En Les Seniaes aprendí que la receta para seguir no son las pastillitas de colores, sino leer y escribir. Mi escudo y mi espada. Si mis nietos no me dejan jugar con ellos me conformo con mirar... Y apelo a mis delirios porque ahí fuera hace frío y llueve. Es otoño y acaba de amanecer. (Y aún lo cuento). Gracias.
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