Ayer noche viví un ensueño surrealista. Comenzó cuando nos recomendaron para cenar un restaurante con la mejor cocina tradicional marinera y con los postres nos levantaron de la mesa para desocupar la pista porque el comedor era la pista de baile y a las doce de la noche comenzaba el baile y sí, lo amenizaba un cajón con música enlatada. Como en casa. Gracias.
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