miércoles, 7 de agosto de 2019

¡Viva la Virgen!.

Me cuentan que en un verbo llegará el día de las fiestas del pueblo de Patricia y hoy mejor que mañana iré en busca de la mejor oferta hotelera para huir a cualquier sitio sin música enlatada ni petardos a tutiplén. Uy, perdón, por si las moscas, no quiero que nadie me acuse de machista, si digo petardos también digo petardas. Huyo del pueblo de Patricia, no me echan.

Como ganamos las elecciones este año tiraremos la casa por la ventana... Fijo. Me pongo en lo peor, sea lo que sea lo peor. Se acercan días de cazalla y barra libre y ruido, tanto y tanto ruido, hasta las tantas o más de la madrugada. Aparecerán las fiestas en el calendario y cualquier precaución será poca... Si por mí fuera iría a un pueblo de Castilla a respirar aire puro sin humedad y sin sensación térmica por encima de los cuarenta y pico grados. Y sí, el pico como el de una cigüeña. No sé qué sorpresa me deparará el destino. Ay, aunque duela, y vuelvo a la verdad y la mentira, si digo destino digo mi esposa. Ojalá y todos fueran como yo con la verdad por delante. La vecindad se conforma con mentir como si no pasara nada y pasa y cada día que pasa queda menos... Menos de fiestas con música enlatada y petardos y petardas y barra libre con cazalla hasta las tantas o más de la madrugada. Y ruido, mucho ruido. Cada día que pasa queda menos de todo. (Y más que callo). Gracias.

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