Torpe de entendederas, y de tanto leer uno y lo otro, mezclo churras con merinas y no sé si voy o vengo. Lamento aguar el día a quien haya puesto esperanzas en el porvenir porque si viene vendrá por las malas. Vivir el presente porque al final del camino daremos la cara a quien antes dimos la espalda. (¡Amaneció!). Y no valen las disculpas de los viernes de mercado y menos dar puñetazos en el pecho como si así se arreglara algo. Seremos nosotros mismos y las decisiones que tomamos.
De un tiempo a esta parte te veo más triste que nunca. Ayer te vi acompañada y atarantada no dejabas hablar al camarero. Tenías que haberte visto. Quien te acompaña no vale siquiera para dama de compañía... Recuerda. Un día te pregunté: ¿y has perdido o has ganado? Te faltó tiempo para responderme que habías perdido y mucho. Y qué lástima tu mala cabeza, en qué estarías pensando cuando decidiste seguir hacia delante cuando sabías que la salvación pasaba por volver atrás y tomar el camino que dejaste por andar. De tu interior estoy seguro que fluyó esa opción pero no te dejaron tomarla. Gracias.
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