De cuando en vez uno se enfrenta a situaciones que si no imposibles son para quedarse a cuadros. Son situaciones difíciles que uno no sabe cómo hacerles frente para que al menos no hiera el alma de seres queridos. La familia, y los hijos primero.
De cuando en vez las situaciones difíciles son asuntos propios. Los asuntos propios son familiares, personales y ajenos que hago míos. Pero insisto: La familia, y los hijos primero. El asunto que hoy me obliga a escribir como iletrado es un imposible.
De cuando en vez, y la María que siempre me acompaña lo sabe, llegan noticias con asuntos esperanzadores que no dejo pasar de soslayo, cuanto menos luchar para enfrentarme a ellos con garantías. Ocurrió ayer y es asunto de importancia. En mi mundo fantasmagórico y real no contemplo la derrota, ni enemigos invisibles, ni invencibles, pero es asunto de letras y yo como iletrado no sé. Aunque sé con quién tengo que hablar en mi universo onírico para que el día que llegará llegue con las de la ley. Y por si un aquello, una amiga cree en Él y por mí rezará un rosario aunque el asunto no lleve mi nombre. Gracias.
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