domingo, 25 de agosto de 2019

La esperanza que llevó tu nombre.

Te leí y entregué tu esperanza y al abrir la puerta en busca de otra esperanza había miles de esperanzas amontonadas a la espera que les dijera para mí. Soy persona de fiar para las esperanzas pues a todas las considero alcanzables. Pero ocurre que de cuando en vez a quien regalo una esperanza al correr del tiempo porque sospecho que me tomó el pelo y casi calvo, ¿comprenden? De cuando en vez descubro que quien inspiró mi confianza no era de fiar y si no era de fiar no lo es y eso es todo, o sea, a mí con esa no me vengas. O te subes al "Caballo de Troya" o volvemos a ser lo que nunca fuimos. De cuando en vez una promesa echa a andar y a poco de andar se cansa, se aburre, no puede porque no sabe o vaya usted a saber... Ojalá y hubiera otra manera de alcanzar la promesa que juntos echamos a andar un día y todo siga igual. En cualquier caso no volveré a cantar la verdad en misa... (Mis mejores deseos están contigo aunque haya entregado tu esperanza). Gracias.

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