Mis días son mi vida.

Vuelvo y dale y pido disculpas. Podría decir que no volveré por mis pasos cuanto menos hasta que vuelva de vacaciones si voy. Como dije, ayer fui a la agencia de viajes en busca de la mejor oferta hotelera y los hoteles tienen precios desorbitados. Si no fuera por el fallerío y etcétera no me iría del pueblo de Patricia cuanto menos hasta dejar las cosas claras, y sería para siempre. Las cosas son mías pero también son intereses de vecindad. Inmoralidades que por poco pueblo no son menores.

En de soslayo escribo el día que me gusta y no entiendo lo que ven mis ojos o los ojos de cualquiera que no esté ciego para tomar medidas correctoras y evitar que el estropicio alcance el grado de tragedia. De un quijote con manchas solo se puede esperar batallas perdidas. De cuando en vez me digo que por vivir los años altos debo dejar ganar a los que siempre ganan pero yo no vine de lejos a Les Seniaes a mentir: podré ganar o perder, pero jamás dejaré que alguien crea que aquí no pasa nada, porque pasa. Y como pasa, y no siempre sé lo que debo hacer cuando pasa, procuro que quienes más saben estén a mi lado defendiendo lo que creo. Pero sigo dudando y me pregunto qué habré hecho mal para que el amor aparte su mirada de mí, y siempre respondo que haber intentado hacerlo bien. Mi mente absurda me recuerda que no hay camino y me llama caminante, se hace camino al andar, y lo andaré, como el poeta. Y no volveré la vista atrás. (Mis días son mi vida). Gracias.