¡Enol, eres mi héroe, me has salvado la vida!. Le espetó Ian a Enol al darle una piedra que había perdido de su colección más preciada de piedras. A veces una piedra si no se ve tropezar con ella es un tragedia. Enol le salvó la vida a Ian, pero no todos tenemos un Enol que nos salve la vida o nos inyecte ánimo en vena. A los caminantes que no hacen camino pues miran al pasado como si fuera el presente ¿? los matará un camión al cruzar la carretera. Al tiempo. Torpe de entendederas un día que no viene al caso... (si sigue habiendo caso). Sabía que por allí no debía cruzar pero crucé. ¡Dios mío!. Lo mío es mucho. Y porque no sé ni aprendo me veo en el hospital de urgencia con una pierna rota o en el tanatorio municipal. Yo que no tengo políticos, ni monseñores, ni comisionistas favoritos... Ni un Enol héroe de Ian que me salve. ¡Mátame camión!. (Lo que no vemos o no queremos ver o no nos dejan ver en plan abandono nos mata. Aún siendo inocentes nos mata). Gracias.
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