martes, 20 de agosto de 2019

Hablo de mí, con el perdón.

Recordarán que yo dije la Castilla de los molinos de Don Quijote y mi esposa... mi esposa lo sabía, sabía que el destino era la playa y no la Castilla de Don Quijote. El calor del ambiente se mascaba y la humedad por encima de lo recomendado por la OMS. La gente caía como moscas a la miel pero en la playa y de rodillas. La Cruz Roja no daba abasto... Aquello era una epidemia o una pandemia si es más. Llegué a echar de menos el pueblo de Patricia. En la barra del bar, porque no salí del hotel: "camarero, échame otra copa que quiero olvidar... échame otra copa, camarero". Si hablo de amor lo digo a veces: de dos uno siempre pierde. Si es cierto que el hombre solo aprende sufriendo es hora de aprender o morir. Dios, mío. Hablo de mí y la triste vida que el amor me obliga a vivir. Y de nada sirve rezar, porque pedí a una amiga que rezara por mí. Gracias.

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