viernes, 23 de agosto de 2019

Un futuro sin porvenir.

Vuelvo al rencor y al deseo del jueves. A las contradicciones que nos impiden crecer a pesar de saber como sabemos que el tiempo interior no tiene que ver con el tiempo exterior. De poder pedir pediría tiempo al tiempo para recapacitar. Tiempo para hacer amigas y dedicárselo en amena tertulia. Tiempo para leer y rebuscar entrelíneas una invitación espontánea al amor. A veces tenemos la posibilidad de elegir y no elegimos un poco de tiempo para disfrutar de las pequeñas grandes cosas que tiene la vida. ¿Qué necesidad tenemos de elegir el mal pudiendo elegir el bien? La culpa nunca tuvo dueño y, sin embargo, nada peor que caer en el laberinto que nos vuelve tarumba sin saber quién y por qué. Vivimos desafiando el sentido común. En un país sin memoria, existe un ominoso presente que se declara indiferente y nos lleva a un futuro sin porvenir. Gracias.

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