lunes, 3 de junio de 2019

Tu nombre sí que se oye chido: Flor de María.

Cuando la poesía no se explica leo el diccionario, la Biblia o un libro de refranes. En el diccionario abro una página al azahar y me enseña palabras nuevas. La Biblia es la vida y obra de Jesús el Cristo y no cabe malos entendidos. El libro de refranes es distinto, a veces es cruel y otras a veces veces me saca de donde me meto queriendo sin saber. Leer un libro cualquiera es una experiencia fascinante. Pero un libro de poesía si se explica es la única verdad que me hace sentir libre... Y escribir. 

Lo sé, obligarme a escribir o leer sin ganas es morir un poco. Escaso de imaginación soy rehén de mi ignorancia. Aparece la modorra que se hace rutina y con ella la manera de ver las cosas. Desde la edad de la autoestima y los consejos subestimo mis utilidades para no dar crédito a lo que ven mis ojos. Nadie debiera ignorar lo que es obvio. La verdad que debe producir cambios y los cambios desafíos se subleva y otra verdad se eleva a los altares. Me daría con un canto en el pecho con que el chantaje y el retraso no fueran de la mano. Uy, disculpen, una amiga allende un mar me envía un correo electrónico y me dice que soy muy majo, pero reconoce que no sabe lo que quiere decir muy majo. Me lo dice porque se oye chido. Y ya me arrancó una sonrisa porque yo sé lo que quiere decir muy majo pero no chido. La ignorancia es más rápida que la sabiduría. Consulto el diccionario de la RAE y chido quiere decir, bonito, lindo. Tu nombre sí que se oye chido: Flor de María. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario