"Seguir en pie quiere decir coraje o no tener donde caerse muerto". (Mario Benedetti). Y yo añado que seguir en pie también quiere decir perder la memoria. Me he dado cuenta que desde que perdí la memoria soy más feliz. Mi esposa me dice: "que sí, recuerda, aquella, la prima de la vecina, la que patatín y patatán". A la basura los recuerdos que conducen al llanto. Y al llanto conducen todos los recuerdos que son mentiras interesadas, descuidos del amor y la santa poesía. No seré yo el que busque consuelo en la memoria aburrida, triste, inexacta de tanto machacarla. Lo digo como lo siento: soy maravilloso, casi santo, y me admiro por ello, y jamás buscaré consuelo en el fracaso. Aprendí por mi cuenta que para tener buena educación no es preciso pedir perdón. Me costó admitir no pocas decepciones y no pediré perdón, claro, no heriré mi autoestima. En la edad de la autoestima y los consejos no pediré perdón por meteduras de pata al dar esperanzas (no me dedico a la política ni vivo de ella. Hay quien se dedica a la política no sabe ni aprende y vive de ella. Tengo pruebas). Y caerme muerto en Les Seniaes. Mi religión natural fundada en mis principios... "Estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros. (Groucho Marx). Eso sí, mataría por tener el talento que no tengo para escribir. Seguiré en pie y aprendiendo de mis errores. Gracias.
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