Corren malos tiempos para mí, la palabra que tantas alegrías me dio ahora anda sometida a los malos entendidos y genera desconfianza y malos tratos. Sentimientos dañinos para la salud. Ayer lo dejé caer de soslayo. De salud, bien, gracias. Pero Enol anda un poco de aquella manera y a la dama que no me deja ir no se lo iba a decir, solo quiero que me diga que me ve estupendo. La dama que no me deja ir es ella, yo lo justo, o sea, cinco minutos. Estudió, aprobó y se echó a dormir. Se deja querer y si le digo la verdad que no le gusta, populista como Pablo Iglesias, Santiago Abascal... Uy, con el perdón, populista como los políticos en campaña electoral, sale en estampida en busca del Sabina para doblar esquinas. Es fiarse del Sabina y dimitir de la vida. Llegado este punto intempestivo del miércoles me gustaría decir que si uno quiere que le quieran, que le diga que le quiere sin rodeos, pero antes tiene que cambiar el chip que la vanidad implantó bajo su piel o morirá sin saber...
Ya lo dejo, hoy relevo a mi esposa en el hospital. De Enol me duele su llanto, pero un bebé es y ya no es, lo que realmente me duele es lo que ven mis ojos. Cambien de hábitos dañinos para su salud, y, si no, al menos no den lástima... Lástima de plañideras. Recuerden a Juan José Millas: "Los seres humanos hacen cosas estúpidas. Se mueren, por ejemplo". Gracias.
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