Hablo de política y lo entiendo porque no hubo ni habrá oposición. ¿O sí? No volveré a comprar disculpas en el mercado de los viernes... "A quien Dios se la dé San Pedro se la bendiga". Este es uno de mis refranes preferidos por su ambivalencia: igual vale para cuando se está conforme con algo o para mostrar indiferencia o exigir responsabilidades. Lo dijo Mt 7,15-20: "Por sus obras los conoceréis". ¿O no? Créanme, estoy harto de comprar disculpas para decisiones tomadas de antemano.
Las disculpas, como el amor para toda la vida, dura lo que dura. Y ya casi nada cuela. Lo cierto es que uno no comulga con ruedas de molino. Ni comulgó. Tampoco comulgaron mis hijas. Yo soy de esos rojos al paredón ahora que no es delito para la fiscalía... Bueno, nunca fue delito, te fusilaban y se acabó. Luego, si al Valle de los Caídos o a la cuneta poco importaba. Importa ahora que importa menos. Importa lo que importa. Yo, porque las cosas no están del todo claras, y por eso de que la reina es asturiana, juré los valores de la monarquía y ahora soy monárquico hasta que lo deje de ser. En una república la monarquía da seguridad. De aquí a la eternidad todo pasa por sentirte seguro, y si además tienes días de felicidad qué más puedes pedir... (Sí, Enol ya está en casa... Besito). Y a todo lo demás démosle tiempo... Que cada minuto cuente. Gracias.
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