sábado, 15 de septiembre de 2018

Vivir con los años.

De viejo puedo asegurar que nuestros proyectos de futuro no los alcanzamos o los aplazados o los entregamos por miedo a fracasar. El miedo es jodido y nos impide alcanzar nuestras metas. Miedo a meter la pata de atrás en la maceta. Miedo a las zancadillas. Miedo a avanzar, a no saber hacer camino al andar, caminante, dijo el poeta Machado. Miedo a no valernos por nosotros mismos. Miedo a pedir amparo. Miedo al miedo. No digo siempre, digo a veces. Si creemos tener el "no" habrá que ir por el "sí", que por miedo no sea. Somos humanos y nos equivocamos, pero siempre hay una mano, un brazo, un hombro pegado a un amigo. O un profesional de la salud. Pero a veces somos tan estupendos, tan y tan autosuficientes que somos la Biblia en verso, pero no Jesús el Cristo. Nos falta fe, y confiar en nosotros. Y en los demás, por más decepciones confiar en nosotros y en los demás... ¿Comprendes? Y cambiar, porque no todos lo cambios son experiencias aterradoras. Incluyo volver a empezar alejados de la mentira. Y como arriba, no digo siempre, digo a veces. Porque sí, si entregamos el control de nuestra vida al miedo, aparece el maligno disfrazado de palmero y acaba con nuestros proyectos de futuro, y peor, con nuestra salud mental. No merece la pena correr un riesgo de tal magnitud. Como no es sano asumir las consecuencias sin valorar las diferentes opciones. Hablo de aprender a vivir con los años que son desmayos, pero también amores. Gracias.

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