Vivo en un pañuelo de lágrimas. Hablo de justificar en de soslayo la situación que vive el gobierno de Pedro Sánchez. Mi cabeza está a punto de dar en loco y mis ideales me tienen cogido por los humildes en el corazón. El presidente Sánchez aún no lo sabe, pero necesita de mí con la máxima urgencia. Uno y otra, y por si fuera poco, si otra pende de un hilo ahora otro. Dije que quería escribir sin dilación al amor y la santa poesía a mi manera. Y el día que me gusta vivir: ni politiquerías de andar por casa ni descuidos de María, la Magdalena. Era la promesa que eché a andar. Pero la realidad es distinta: creo que mi futuro es otro. Una fuente de confianza cercana a Moncloa me confirma que mi nombre figura encabezando la lista para ministra de justicia o ministro de ciencia. Estoy llamado a ser ministra o ministro. Y, como las cosas andan de aquella manera, que vaya preparando la maleta. Yo solo ambicionaba que Sánchez no saliera de Moncloa sin leer en de soslayo el día que le haría ganar las elecciones, a pesar de toda esa gente que asegura confiar más en el hombre del tiempo que en sus ministros y ministras, que ya es decir. Como siempre que no entiendo nada de nada voy a gritar a Les Seniaes. Gracias.
Urgentemente ...
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