jueves, 20 de septiembre de 2018

"Nunca es tarde", dirían los viejos del lugar.

"Las cosas se ven mejor desde fuera...". ¡Amaneció!. "Amanecí otra vez entre tus brazos...", como el bolero, amor.

"Tú a mí no me debes nada". Malo si un político sin venir al caso te dice que no le debes nada. De viejo recomendaría echar cuentas y llamar a un usurero porque no pagarás ni con la vida. Vale más deber un pastizal de euros a los usureros que un favor a un político. Hablo de política ahora que abren el plazo para formar "las listas" de "los listos" para decir que mal anda la clase política y escasa de credibilidad para comprar voluntades a precio de saldo. Lo cierto es que siempre estaremos en deuda con alguien. Y ese es bueno, pues de darse la ocasión, un favor se devuelve. Una deuda de amor no. En el amor no hay deudas. En el amor hay esperanzas, el susurro de un poema, y de cuando en vez el llanto desesperado del desamor.

"Tú a mí no me debes nada". (Y dale). Pues yo a ti sí, y me gustaría que me dieras la oportunidad de saldar mi deuda. Tal vez no recuerdes, pero yo sí, y quiero que me permíteme saldar la deuda que tengo contraída contigo porque la muerte no avisa y el amor no se disfraza. Lo sé, no entiendes, ni en mil años entenderías... Pero siempre estaré en deuda contigo. La verdad es nuestro mejor argumento, no la manipules ni las distraigas... Y recuerda, lo que no veas con tus ojos no dejes que lo lancen a los cuatro vientos por los mentideros del pueblo. No seas cómplice de todas las obras de El Escorial. Gracias.

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