Ayer, fue el primer día de colegio para Ian y para Enol de guardería, y acompañé a los dos: con Patricia cuatro. La vida no se detiene. La vida es rutina, bendita rutina que digo a veces. Sentí pena y alegría. Sentimientos encontrados. Nadie lloró: ayer fueron risas. Hoy es otro día. Hay rutinas que implican adentrarse en dinámicas creativas. Ian: "Mira güelu, el charco más pequeño del mundo". "Es verdad, Ian. nunca vi un charco tan pequeño". Ian estaba nervioso, no tanto como yo, pero nervioso. Mientras, Enol dormía, cuando despierte encontrará un mundo nuevo en su primer día de guardería. Hoy es otro día. Serán excelentes estudiantes y no estarán expuestos a la ceguera mental. Tendrán un puesto de trabajo digno acorde a sus capacidades. Accederán al mundo laboral y no se verán explotados por empresarios amigos de Rajoy. Y no se irán a un país extranjero si no quieren. Ni confiarán en un milagro. Serán buenos trabajadores en la profesión que elijan. Gracias.
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