viernes, 14 de septiembre de 2018

Pero el cadáver, ¡hay!, siguió muriendo.

Masa, César Vallejo.

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: "¡No mueras, te amo tanto!".
Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
"¡No nos dejes!. ¡Valor!. ¡Vuelve a la vida!".
Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: "¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!".
Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: "¡Quédate hermano!".
Pero el cadáver, ¡ay!, siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon: les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporóse lentamente,
abrazó al primer hombre; echóse a andar...

Alguien pudiera decir que César Vallejo pensaba en Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid (no pero sí), cuando escribió el poema "Masa" y no, un poeta está por encima de miserias humanas, habla de amor y un milagro. Uy, entonces sí pensaba en la política y tantos que acabarán jodiéndole milagros a Jesús el Cristo. Incluyo las disculpas del mercado de los viernes.

Aviso: Hagan acopio de analgésicos pues hasta mayo no se hablará de otra cosa que de candidatos y candidatas, algunas como Manuela Carmena, resucitada milagrosamente, mientras que otros y otras, serán una compasión, una tragedia o un drama... (Cuando decidas volver, y volverás, será tarde porque tú seguirás bajando y la cuerda seguirá subiendo). Gracias.

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