jueves, 13 de septiembre de 2018

Para ser ministra. O ministro.

"No somos todos iguales". Acaso solo porque no se habla de otra cosa, hablo de política para decir que una ministra menos una ministra más. Pero ésta, asturiana y de la Cuenca Minera. Los ministros y las ministras si son asturianos son mucho y si son de la Cuenca Minera más. Porque son lo que son, estudiados sin master. Los master están devaluados hoy en día en la clase política. También defraudar a Hacienda, como otro ministro que tuvo Pedro Sánchez y que ya no me viene su nombre a la memoria. María Luisa Carcedo, la nueva ministra, es lo que es, y no es poco (poquita cosa ella, pero de gran corazón), hablo de excelencia académica, pero no tiene ningún master ni es tramposa. (Ojalá y Pedro Sánchez acabe lo que empezó sin dejar más ministros por el camino). En otros tiempos y otra vida, Felipe González, tuvo un ministro del interior: José Luís Corcuera, el de "la patada en la puerta" para el olvido, que era electricista en Altos Hornos de Vizcaya, también sin master (ni maestría industrial). Ahora es maestro industrial porque seguramente estudió. Nunca es tarde para estudiar. Y qué gracia (antes no se espiaba a los políticos, ni se fiscalizaban sus cuentas bancarias, ni se denunciaban sus actos impropios en los medios de comunicación) para unos y qué tormento para otros. La vida es un cúmulo de verdades y mentiras entrelazadas que agradezco a los medios que lo expliquen porque yo no soy capaz de entresacar la verdad de la mentira de los políticos: lo que son o lo que dicen ser. Para ser ministra o ministro, mejor que tener un master es tener sentido común y ser honrado, fijarse en las verdaderas necesidades de la ciudadanía y corregirlas. Todas necesidades humanas y no partidistas. Gracias.

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