miércoles, 22 de agosto de 2018

Soy de palabra (no como otras).

Dije que volvería y heme aquí. (Para lavar el baldón, la mancha que nos agravia, Conde Nuño, heme aquí. "La venganza de don Mendo". Pedro Muñoz Seca). De vuelta de vacaciones eché de menos mi impagable soledad. No me quejo sino de Ian, Enol y Diego que son la razón de mi vida. Y porque son la razón de mi vida y un cielo de bebés que los cuiden sus padres.

Estoy en casa y cuando me fugué dije que llevaría mi ordenador que me ordena y mis sueños y mis alas y mis coordenadas cartesianas para volver, pues sí a todo menos mi ordenador que me ordena que no cabía en el coche: solo trapos y zapatos para andar desnudos y descalzos. A mi esposa le expliqué que un bañador, una camiseta, las chanclas y a más y poco más hubiera tenido que alquilar un camión de mudanzas... Y por si fuera poco el desencuentro me perdí para ir... Ni mis sueños, ni mis alas y mucho menos mis coordenadas cartesianas... También me perdí para volver... Me perdí para ir y para volver. Y hablando de volver no volveré, y no por el lugar cercano a Les Seniaes con piscina y una higuera plena de higos que sabían a gloria (el ama me dijo: "come los que quieras". Y eso hice, además de tomar el sol y jugar con mis nietos), no volveré a no ser que PP y PNV acuerden otra paga compensatoria a mi pensión considerando la desviación del IPC porque vamos por la misma senda inflacionista. Perdón, dije PP y PNV y quise decir PP o C's o Pablo Iglesias y PNV. O PSOE y PNV. Gracias.

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