Tomando café esta mañana en la barra del bar, dos, echaban sus cuentas acerca de las fiestas. Solventada la duda queda confirmado el día: hoy domingo comienzan las fiestas en el pueblo de Patricia. Siempre lo dije a mí las fiestas me atarantan: me ataranta la música enlatada; me ataranta las charangas de madrugada; me ataranta los petardos. Me ataranta el ruido.
Tomando café esta mañana en la barra del bar dos me pusieran al día y recordé la peor semana del año. Pero gracias a mi esposa estas fiestas estaré ausente: "dirección desconocida", como las cartas de amor que nunca llegan. De ser autoridad con mando prohibiría de las fiestas el ruido, digo ruido y digo fiestas: prohibiría los días en rojo del calendario... Como si no fuéramos capaces de imaginar una semana sin ruido... (Joder, dona, no soy capaz de imaginar ni un solo día sin ruido). Me fugo, huyo o daré en loco. Oigo ruido... son petardos. La charanga. ¡Ya están aquí!. Llámenme cobarde si quieren... Llevaré mi ordenador que me ordena y mis sueños y mis alas y mis coordenadas cartesianas para volver. Sean felices. Gracias.
Me puedes creer si te digo que ahorita estaba pensando en ti, y escribiendo. Y de ti decía que me debieras tener miedo porque a poco que te descuides y te hagas la remolona y no escribas te cantaría la canción que te escribí y te pasó de soslayo. No te fíes y escribe por lo que pueda pasar... Recuerda. No te fíes. (Y no te olvides escribir de ti para mí). Te quiero. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Claro que volveré... Y seguiré escribiendo el día, para qué sino llevar mi ordenador que me ordena y mis sueños y mis alas y mis coordenadas cartesianas... (El final de arriba vale para abajo, no quiero que te vengas arriba). Salud.
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