viernes, 3 de agosto de 2018

Las culpas de España no son.

Quisiera pero no puedo, mi vida es como un fuego apagado. Vaya, eso sí que es triste: solo mi ordenador que me ordena, y que no me falte. A veces me pregunto la manera menos dolorosa de olvidar... Pero ese asunto lo llevan los poetas y de un tiempo a esta parte, por decir, desde que a la clase dirigente se les vio el plumero, digo plumero y no sé porqué antes que el plumero no se les vio su estupidez. Los políticos se mueven entre la noche y la opacidad de sus porcientos. Alguien debiera explicarnos con detalle cómo gente de a pie se mete en política y de repente se vuelven vendedores de promesas, y lo peor creer que son dueños del erario. Probes, tal vez no saben que la justicia aunque poco alumbra algo alumbra y confirmado el estropicio hasta Dios y su María lo ven. Lo escribí días atrás, y ahora mis informadoras me confirman que habrá elecciones anticipadas. La noticia suena a promesa cumplida, pues fue compromiso de Pedro Sánchez y sería conforme, pero también fue promesa por cumplir que dejaría las cosas de la máxima importancia arregladas... Sin embargo, los socios de la moción de censura rechazaron con la abstención la senda del déficit y el techo de gasto. Meollo de los Presupuestos Generales del Estado. Solo PSOE y PNV dijeron sí. No se entiende porque se sabe, y se sabe porque se sabe (no se fíen), que la derecha a pesar del "Efecto luna de miel de Sánchez" y el "Barómetro del CIS" (y Tezanos: mucho CIS para un solo barómetro), aún está fuerte... Si Pedro Sánchez se ve obligado a adelantar las elecciones y los votantes eligen al PP y a Ciudadanos para gobernar el país... apaga y vámonos. Las culpas de España no son. Ni de la eficiencia de los trabajadores desempleados ni de la fragilidad de la economía familiar. Diferente sería si habláramos de los dueños de los partidos de izquierdas... Gracias.

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