viernes, 17 de agosto de 2018

La vida enseña. Y se acabó.

Y tan cerca como la Santa Poesía está del amor,
mis manos de tus manos, mis labios de tus labios,
¡ay, amor!,
la certeza de que un día te estrecharé entre mis brazos...

Por cierto, amor,
ese día que amanecerá con la noche sembranda de estrellas te pertenece.

Amor eterno. (Gustavo Adolfo Bécquer).

Podrá nublarse el sol eternamente;
podrá secarse en un instante el mar;
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá!. Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón;
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.

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