No es un tango tristón de Gardel. Al fin y al cabo no sé lo que es pero algo me deja mal cuerpo... Le echaré la culpa a Rajoy, en cualquier caso conviene echar la culpa a algo o alguien. Un sábado de fieles difuntos uno no se puedo fiar.
Lo importante es saber el origen del mal. Yo que me las doy de estupendo estuve a esto de morir cuando me dijeron que la fiebre estaba en la sábana. La fiebre nunca estuvo en la sábana; torpe de entendederas no hice caso y estuve a esto otro de morir en la cama y no en la cruz. Y por amor como Él. Hagan cábalas, tómenme a risa, disimulen, pero no me pierdan de vista. Tampoco a Rajoy: compra voluntades con dinero del erario para aprobar sus presupuestos y ahora le sale una sentencia judicial triste de morir en contra y ni así se sonroja. No me explico que no haya un político en este país que se le ocurra plantarle en la cara una moción de censura. Aunque Bono le criticara. Qué vergüenza.
Yo no quiero morir ni que me maten, a pesar de que haya quien lo proclama por los mentideros de la ciudad, incluso se atreve a poner fecha al obituario. Ante el panorama que se me presenta, y a pesar de que por muy poco pude ser el equilibrio que compensa la mala praxis... Vaya, quizá venga de ahí la intranquilidad. Sea como fuere, lo que tenga que ser será. Pongan atención porque ya se vislumbra en el horizonte lo que seré cuando llegue el día... Seré lo que era. Y como todo lo malo viene de abajo me aclamarán... (Quien no sabe y no elucubra nunca aprenderá). Gracias.
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