Un delirio maldiciente malogra un proyecto de vida. La dama que no me deja ir cuando está parlanchina, como si me importara, me cuenta lo que sabe de uno y otra. "Oiga usted, es peor que la vecina chismosa". Pero ayer, y tampoco sé ni me importa, me habló de un delirio maldiciente que ciego de amor y odio malogra un proyecto de vida, y lo que es peor, la salud mental de quien por mantener una postura intransigente coacciona al amor para llamar la atención a quien no importa que le llamen la atención. Si hablara de mí y no de quien cita, porque lo de la dama que no me deja ir es de psiquiatra, y no pudiera pasar de soslayo por la vida cómica de quien por delegación publica su malquerencia para apaciguar su odio daría en loco o rompería el espejo. Sí, tan fácil como romper el espejo. Mañana sigo. Gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario