domingo, 13 de mayo de 2018

Pero y qué triste.

Lo tengo escrito: cada día leo una parábola o como se llame de la Biblia para saber, y hoy quería saber de qué sirve ser malos pudiendo ser buenos. Cuando leo la Biblia a veces pienso en los monseñores que debieran predicar con el ejemplo y ser buenos. De los mandamientos que más se repiten en la Biblia es el que tiene que ver con amar a Dios sobre todas las cosas. Amar a Dios también es amar a la colindancia. Un domingo de ir a misa y cantar la verdad he de decir que amar a Dios en la iglesia no cuesta, pero amar a Dios en otro lugar cuesta, aunque sea un trozo de pan. No amamos ni nos amamos, además no somos humanos. En la Biblia además de amar a Dios hay tal avalancha de arquetipos relacionados con el amor que rebasa la capacidad de asombro de un viejo que ha vivido lo suficiente para saber que el infundio manda en la iglesia. Puedo asegurar que del cielo para abajo tanto amor no, otra cosa es de la tierra para arriba, pero no sé. Ah, me faltaba por decir que tampoco perdonamos ni nos perdonamos. O sea: odiamos y nos odiamos todos los días de la semana menos el domingo que amamos a Dios sobre todas las cosas... Gracias.

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