"El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, el pan, la harina, el vestido, el zapato y de los remedios, depende de decisiones políticas". (Bertolt Brecht). Háganle caso, un poeta no miente: El peor analfabeto es el analfabeto político.
Se acercan las elecciones y unas y otros se les ve por las calles en busca de palabras que convenzan a los votantes indecisos. Los votantes que "no saben no contestan" tienen la posibilidad de bascular la balanza a favor de unas o de otros. A esos que saben a quien votar pero acaban de llegar si los programas electorales no vienen acompañados de ejemplos, de acciones, de obras, de proyectos con partidas económicas, como Rafael Alberti: "Las palabras entonces no sirven: son palabras". Las palabras valen lo que cuestan, y a más las de un político: Quien asume un compromiso y luego se desdice se puede ir yendo porque ha perdido la credibilidad. Y si un político pierde la credibilidad, ¿qué le queda? Lo dijo un poeta pero cualquiera lo sabe, vamos pues de las palabras a los hechos, al compromiso adquirido.
Lo peor para un votante es la falta de memoria, y poco ayuda que la palabra no sea visible a sus ojos, y menos a los ojos de un político. Entonces no sirven las palabras. Y si no sirven las palabras no le den más vueltas... Gracias.
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