Cuando di la batalla por perdida me vi transportado al pasado cuando ganaba todas las batallas... Y me dolió el alma.
La memoria es selectiva, de ahí que ayer cuando una mirada de soslayo convocó el olvido y lo puso a disposición del recuerdo mi mente absurda... Mis olvidos son tan amnésicos que cuando salen a la luz aparecen manipulados, y qué gracia: mis batallas perdidas son todo victorias: las gané o no las perdí. Nada más estúpido que recodar las batallas.
Dicen que si Rajoy te da su apoyo estás muerto, políticamente hablando, entiéndaseme. Yo no creo que Rajoy haya nacido para matar a sus amigos. Pero como hay amores que matan, hay amores que son odios y pudren la sangre.
Traigo a de soslayo una batalla que di por perdida y desde entonces duermo mejor (a veces uno no sabe lo que gana hasta que lo pierde). Hay derrotas y victorias que dejan la misma huella profunda (duele el alma). Nunca empecé una batalla pero si estuve involucrado en alguna no recuerdo: me ausentaría como un cobarde (de héroes está sembrado el camposanto). Si alguna batalla perdí, y ya digo que no recuerdo, fue por amor... Ay, confieso haber perdido cientos de batallas por amor, pero el amor me dio más victorias que derrotas. La memoria es selectiva. De amor hablaremos otro día: Lo de ayer fue un espejismo. Ojalá una mirada de soslayo me traiga un recuerdo que no sea de dar sentido a estarse quieto si no es para leer un libro de poesía. (Guardaré tu mirada en mi relicario de besos robados). Gracias.
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