Flor de María (y dale) me anima a escribir al amor y la santa poesía pero no hay manera. Lo intento querida amiga, lo intento, pero el país y su clase dirigente está enfermo y la salud es lo primero. Qué no vamos a saber tú y yo sobre el escabroso asunto de la salud. De seguir en este plan, pensarás que acabaré en el manicomio, pero no padezcas, he vivido otra vida parecida y no me fue mal. Como Rajoy, se trata de esperar que pase el cadáver delante de la puerta.
Hoy rezaré por los dos. Indudablemente el día que escribo no es el que me gustaría vivir. Escribir al dictado de Rajoy y sus amigos los empresarios no es sano. Y los corruptos y los corruptores. Me salvan amores como el tuyo. Que no decaiga ese ánimo, Flor de María. Pronto vendrán otros tiempos y serán mejores, y si la Magdalena nos acompaña hablaremos del amor, la santa poesía y algún desvelo del corazón. Pasa un domingo feliz, o lunes, o sábado, o no sé, no estoy seguro del día que vive tu país. Qué lejos vives. Al menos de una cosa estoy seguro: Te quiero. Gracias.
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