miércoles, 10 de enero de 2018

El deporte nacional.

Existe el fútbol y existe el fútbol, y sin embargo, la mentira es el deporte nacional. Se supone que la afición deportiva es una distracción. Antes, los domingos íbamos a misa, al casino y al fútbol, y entrelazábamos las mentiras. Y ahora solo vamos al fútbol. Bah, yo al fútbol no iba ni voy porque hay mucha gente y a mí mucha gente me mata, ni a misa porque huele a incienso y el olor a incienso me mata, ni al casino porque no quería que me cayera encima el yugo y las flechas que también me mata. Ahora que lo pienso, a mí me mata casi todo: el ruido de los tambores en Semana Santa, y la mascletá en Falles, y el miedo, y la ansiedad, y yo qué sé. A mí casi todo me mata. No sería de extrañar, puesto que casi todo me mata, que un día me muera de casi todo. Morir de casi todo sería un fracaso para la ciencia.

Nunca entenderé a la gente que miente deliberadamente. Supongo que si supieran lo santo que es decir la verdad no mentirían... Sería cuestión de probar, pero quién le pone el cascabel al gato... ¿Quién le dice a Rajoy que me suba la pensión, al menos lo que sube la vida, porque llego a fin de mes con la nevera vacía y el carrefur no me fía? Estamos sumidos en la mentira y se hace cada vez más complicado decir la verdad. Como los políticos: "una mano tapa otra".

Hoy por hoy no se miente de otra cosa: Estos días festivos nevó y las autopistas abrieron y las máquinas quitanieves aparecieron cuando aparecieron y millares de personas se vieron atrapadas en la nieve y no hay culpables. Ustedes sabrán del asunto más que yo, porque yo solo escribo el día que me gusta y como el frío me mata (sí, también el frío me mata) estuve tomando el sol (vuelta y vuelta) en la playa de Cullera. (Lo sé, hay verdades que matan). Gracias.

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