lunes, 15 de enero de 2018

Carpe diem.

"No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero el Jardín Botánico es un parque dormido
en el que uno puede sentirse árbol o prójimo
siempre y cuando se cumpla un requisito previo.
Que la ciudad exista tranquilamente lejos". A la izquierda del roble. Mario Benedetti.

A veces hay que alejarse de los asuntos inaplazables de la ciudad para sentirse ser humano, se podría decir árbol o prójimo. Creo estar más de acuerdo con ser humano por si aún quedan sentimientos del corazón que compartir... Un amor siente parecido en el Jardín Botánico de Mario Benedetti y en la ciudad, pero en la ciudad el ruido y la polución se pega en el popular corazón tan cinco estrellas de Joaquín Sabina y no es lo mismo. Tampoco son lo mismo Mario Benedetti y Joaquín Sabina. Mario Benedetti poeta de la vida y el amor podría detener la lluvia si lloviera en el pueblo de Patricia. Joaquín Sabina como mucho podría conseguir que lloviera con su voz, que no estaría mal dada la sequía que padecemos. Mario Banedetti es más que el hijo de un dios dueño del mundo, sea quien sea el dueño del mundo según la revista Forbes... Háganme caso, por más besos, no acepten un amor que habite en la ciudad, polo opuesto del Jardín Botánico. Les Seniaes para mí, porque sería tanto como desnaturalizar el amor. No se conformen con tan poco (a pesar de ser pocos locos los que me entienden). Disculpen mi ánimo sin esperanza que emana del tedio de quien tergiversa y miente que algo queda. El mundo a mi alrededor se va desplomando y no sé qué hacer... Gracias.

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