viernes, 29 de enero de 2016

Estamos muertos.

No hay mayor placer que involucrarse en los asuntos ajenos en busca de información. Es una práctica generalizada en los pueblos. -Sí, chica, es cotidianidad vital conocer las miserias de la vecindad... ¿Qué sería de mí?

Conocer la información de la vecindad en sus asuntos de miseria es librarnos de pensar en en las nuestras, o un alivio. Si existiera Dios no tendríamos que involucrar a la vecindad en nuestra existencia si no fuera por amor. Cuando la vida pende de un hilo; cuando somos incapaces de descubrir si un viernes de fiar lo es. Cuando no hay esperanza para hoy ni pan para mañana el corazón es un mendigo en las escaleras del metro.  

Difícil mantener la sensatez ante escenarios de intrusismos anónimos. Por un lado van las amigas negando el respeto y por otro los representantes de la discordia acompañados de comunas que confirman sospechas que son calumnias. Si la mujer no tiene derecho a la vida la sociedad no existe. No existen los valores que debieran ser amores. ¿Qué nos ocurre? ¿Cuándo perdimos la sensatez que precisamente nos lleva a la traición? Me apearía de este tren en marcha si no fuera porque voy acompañado de gente que me quiere y quiero. Y no pagaría un alto precio, al contrario, mejoraría mi imagen de ciudadano ejemplar. Y con credibilidad para cobrarles sus desprecios con recargos. Desde el rencor no se crea nada bueno; desde la intolerancia que alcanza el nivel de odio solo barbarie. La historia nos enseña pero solo leemos libros de autoayuda. Estamos muertos.

4 comentarios:

  1. Paso a saludarte. Hace tiempo que no venía por aquí.
    Buen post.

    Feliz finde.

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  2. Eres muy amable. Gracias. Beso.

    Salud.

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  3. Llevo unos días demasiado reflexivo... No corren buenos tiempos para el amor. Tampoco para la política de los políticos que me importa un carajo si no tuviera tanta importancia en estos momentos... País de corruptos. Disculpa. Muchas gracias.

    Salud.

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