Elegía a Leningrado.
Quisiera vivir en una ciudad donde el río
surge debajo del puente, como una mano de la manga
que desembocara en el golfo abriendo los dedos
igual que Chopin quien jamás mostró su puño a nadie.
En una ciudad así, habría una ópera en la que un viejo tenor
puntualmente cantaría en las tardes el aria de María;
en la que el tirano aplaudiría desde su palco y yo
en la platea, entre dientes murmuraría con odio: “animal”.
Habría en esa ciudad un yatch club y un equipo de fútbol.
La ausencia de humo en las chimeneas de las fábricas
sería señal de que es domingo.
Yo uniría mi voz al aullido general,
allá donde el pie continúa lo que empezó la cabeza.
De todas las reglas del código de Hamurabi
el penalti y el corner son las más importantes.
Joseph Brodsky, poeta, falleció el 28 de enero de 1996.
Una ciudad muy interesante...
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